Saint Exupéry, en El Principito, habla de las personas grandes, que no piensan como niños, y hay que explicarles todo. ¿A qué te dedicas y cómo se lo explicarías a una de estas personas grandes?
Yo la verdad lo que hago es pensar cosas raras, no se como se armó eso pero es así. Me siento, y pienso en un duende que le pegó a un tipo en la pierna, y pensar esa estupidez, esa cosa absurda, a mí me da plata, es increíble. Y al tipo grande le tenés que decir: ¿viste lo que hace Maitena? Bueno, lo mismo, el señor serio necesita saber que se gana mucha plata, entonces es trabajo. Cuando yo empecé a hacer dibujitos, la percepción de la gente es que estas haciendo un hobby. Mismo los que te contratan, hasta que me llevó Maitena a La Nación, yo la nombraba y entonces aaaahhh… trabajo, porque ella hizo mucha plata. Podés hacer los mismos duendes absurdos, pero si ganás plata es trabajo.
Actualmente Ricardo Siri, Liniers es su segundo nombre, publica todos los días en el diario La Nación la tira Macanudo, muy recomendable. Pero como el mismo explicará, tal vez sea necesario verlo varias veces para entender de que viene. Macanudo es absurdo y profundo a la vez, Ricardo también. Y cuesta entender como un humor que por momentos maneja códigos casi chachachescos, haya encontrado un lugar tan estable en La Nación.
Mi miedo era que a los dos meses me dijeran mira, nos gustaría que hagas chistes más formales, con remates. Pero por suerte me dijeron si a vos te gusta así, y no te importa que la gente este indignada y a la larga no te entiendan, y se enojen, todo bien. De cero nadie te entiende, de a poquito tenés que ir tirando los códigos. A mi no me sorprende cuando una persona tipo mi viejo me dice no entiendo tu tira, pero cuando le pasa a alguien de mi generación –tiene 33 años- digo, es imposible no haberse cruzado algo de humor absurdo, surrealista
En tus tiras hay una sensibilidad muy particular, da la sensación de que estás ahí, muy adentro de los personajes, que vos estás diciendo cosas.
Si, yo me di cuenta que a mi no me interesa leer una historieta de alguien que tiene la guardia arriba. Todo el mundo se hace el canchero, pero yo necesitaba no tener eso para poder ser yo mismo. No me planteo cuanta gente la lee, si la gente que conozco, si es un papelón. Las chicas todas dicen aaaahhhh, y los pibes piensan, que boludo. Pero con que las chicas digan aaahhhh, estamos bien.
Lo único que conozco es a mi mismo, y todavía lo estoy investigando, y hago la tira sobre esto, las cosas que me interesan, que me pone de buen humor, no tiene porque ser gracioso. En Macanudo yo aparezco como el conejo, pero si metés todos los personajes en la licuadora, como al robot sensible, la aceituna miedosa, o el hombre misterioso, hacés jugo de Ricardo.
Habla Liniers, un groso.
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